Cierto día por la mañana, te despertarás con ganas de vivir una aventura en la selva, un misterioso camino maya que te espera con los brazos abiertos, atento, paciente, a través del tiempo. Entonces, te darás cuenta de que en la península has conocido ya casi todos los destinos, pero es momento de profundizar, de conocer la verdad maya que ocultan los milenarios árboles de ceiba y sus cenotes.
Así, que en esta ocasión no te hablaremos de un macro destino, sino de uno micro, un poblado maya que tiene todos los encantos para administrar tu dosis de naturaleza, encanto e historia. No te despegues del texto, pues este viaje al pasado comienza ahora.
Antes de llegar
Viajarás desde Tulúm por la carretera Cobá San Pedro, disfrutarás de la vista y del aroma de la selva que llenará tus pulmones de alegría; mientras viajas, puedes hacer algunas paradas por artesanías de mimbre y palma para adornar tu casa al estilo boho chic, podrás disfrutar de los deliciosos antojitos y si tienes suerte, hasta un pozol de carrito para refrescarte con coco, maíz y cacao, con hielitos, no necesitarás más.
Antes de llegar a la zona arqueológica, pregunta por la aldea Maya Xunáan Kab, un centro ceremonial, natural, familiar, en el que puedes convivir con las tradiciones y sabores de las personas de este antiguo linaje. Conoce a la familia de Víctor, aquí serás uno más, cocinando tortillas, aprendiendo a hacer artesanías de cerámica, degustando sus delicias y paseando en la asombrosa naturaleza, una experiencia enriquecedora. La entrada es libre, pero esta experiencia vale más que un museo, porque es aprendizaje maya en carne propia, así que no olvides ser generoso con la propina.
Si no tienes donde quedarte
Si buscas hoteles en la zona, pero no que no estén precisamente en Tulum, sino una experiencia más relajante y alejada de todo, te recomendamos el Coqui Coqui Coba Redicende & Spa, es un lugar perfecto y hermoso de principio a fin, te sentirás en una película de Indiana Jones, pero con las comodidades de un spa en armonía con el entorno. El lugar perfecto para alinear tus chacras antes de llenarlas de energía en las pirámides más altas de la península.
En este lugar te sentirás como habitante de una residencia en medio de la selva, sus espacios y áreas comunes, son simplemente maravillosas, incluso las habitaciones básicas, tienen vista a la laguna y a la piscina; además, son súper privadas pues tiene patio alrededor, dormirás como angelito, con el arrullo de la selva. Pero, si de veras quieres quitarte peso de encima, puedes elegir rituales purificantes de tres horas, que lo tienen todo: reflexología, acupresión, tejido profundo y masaje relajante.
Ya ni qué decir de la comida, preparada toda al momento, hecha con su tiempo y ritual, especial para ti, un gusto tradicional y gourmet a la vez. Ven en pareja y encuentra esa chispa de amor cósmico, es el lugar perfecto.
Caminos mayas
Ya llegando a la zona arqueológica, es importante tomar una decisión, caminar o viajar en bici y de ser así, podrás elegir manejar la tuya o que te lleven. Si vas en familia es mejor elegir el bicitaxi, pues podrás apreciar la naturaleza con toda seguridad y comodidad.
En esta tierra maya hay 35 sacbés o caminos, pero sólo dos abiertos al público. En lo personal prefiero caminar, pues las copas de los árboles guardan bellezas míticas, los sonidos de las aves de la selva te envolverán por alrededor de un kilómetro de sendero. Un recorrido ideal para los amantes de la fotografía de detalle. Si te gusta la velocidad, puedes rentar una bici y viajar por el sendero más largo, podrás ejercitarte un poco y disfrutar del lugar a manera de aventura.
Te recibirá el juego de pelota, perfectamente conservado, incluso los aros laterales están en su lugar, este centro ceremonial es ideal para un momento Instagram. No pierdas detalle de las calaveras en el suelo, son una belleza que permanece al paso del tiempo. Además, podrás apreciar los míticos monolitos, unas piedras enormes donde están tallados pasajes de la historia de esta ciudad a lo largo del tiempo.
Se sabe que esta ciudad maya, tuvo su esplendor mucho tiempo antes de la llegada de los Españoles, y que cuando eso ocurrió ya estaba abandonada la ciudad, únicamente conservaba su valor religioso. En su esplendor, esta ciudad maya se extendía por más de 77 hectáreas, ¿te imaginas la cantidad de cosas que quedan por descubrir?
No lo pienses más, adéntrate en una comunidad llena de encanto, que te hará vivir una experiencia ancestral que no olvidarás jamás.
