Estuvimos dos noches en Tulum, poco tiempo de viaje, pero quería conocer las maravillas naturales de esta zona tanto como fuera posible. Por lo menos una actividad para cada día. El primero, fuimos a la Zona Arqueológica de Tulum, una experiencia llena de historia, colores increíbles y mucha actividad física. Así que la elección del día siguiente debía ser relajante pero natural a la vez, debía ser una experiencia de conexión con la selva y conmigo misma. Casualmente llegamos a ella, una pequeña entrada, un caminito en la selva, pasadizos de un tesoro místico y milenario.
La selva es protectora de un pedacito de edén, sin duda un lugar misterioso porque alberga un cenote negro, un profundo hoyo circular de 25 metros de diámetro y más de 80 de profundidad. Un abismo enmarcado de arena suave y amarilla, de una laguna poco profunda, cristalina. La laguna Kaan Luum es este sitio a 12 kilómetros de Tulum, la mejor manera de llegar aquí es en Taxi, lo puedes tomar en el Centro de Tulum o si vas a estar varios días debes rentar un coche para disfrutar al máximo la zona.
Cuando cruzas la selva, hipnotizado por el canto de las aves y el mecer de las largas copas y palmeras con el viento, te encuentras con un escenario natural de fantasía, el color turquesa de las tranquilas aguas cristalinas de la laguna, contrastan con el oscuro ojo en su centro, como un aviso de la sabiduría de la selva, alrededor, solo verde. Es necesario que en este punto te enjuagues si tienes cremas o bloqueadores solares que pueden dañar la composición química del agua, por lo que sé consciente y sigue todas las recomendaciones para preservar este lugar sagrado.
Lo primero que quiero hacer es meterme al agua, lo único que quiero hacer, en realidad, así que me preparo, me enjuago, recojo el cabello, quito aretes o cualquier objeto que pueda caerse al agua, extiendo mi toalla en el malecón, para dejar ahí mis pertenencias y poco a poco una fresca sensación me llena el cuerpo, piso con cuidado las piedrecillas y la arena del fondo, el agua no me llega ni a las rodillas, así que sigo caminando. Primero por la orilla del malecón para ir segura y conocer el terreno, el agua es fresca y no rebasa mi cintura.
La entrada a este parque natural es de 200 pesos para nacionales, con tarifa especial para niños y quintanarroenses; además, si tienes dron para tomar fotografías aéreas este es el sitio ideal, pero pide información porque el permiso tiene un costo extra. También puedes realizar kayak, paddle, o rentar una lancha para ir más allá del límite de seguridad establecido para bañistas.
Pero créeme, no necesitarás más que flotar en el agua cristalina de esta piscina natural, es un lugar bastante amplio, en el que podrás nadar y relajarte, asolearte en su muelle o columpiarse en las hamacas, son opciones para soltar las penas y conectarse con el espíritu de la selva.
El nombre Kaan Luum proviene del maya y significa tierra amarilla, para referirse a la suave arena y poca profundidad de la laguna. En su interior el cenote es un misterio, puedes nadar alrededor suyo, pero no te preocupes, está cercado para que no excedas el límite. Cuando estés aquí, respeta los señalamientos, para que este lugar místico siga disponible para el turismo. Te deja helado nadar en la orilla y ver las paredes de piedra que se pierden en las profundidades, incluso el agua comienza a sentirse más fría conforme te acercas, al llegar al límite, la vista hace un esfuerzo, pero es mejor regresar para continuar con el nado relajante.
Es importante considerar que no hay restaurante en este sitio, por lo que es necesario que prepares tus alimentos, llevar mucha agua y llegar bien desayunado o planear un picnic ecológico; sé consciente de tu basura y lo que vas a requerir para no dejar residuos en la zona.
Más adelante, está el Balneario Pool Tun Kaan Luum, que sí cuenta con comedor. También puedes visitar dos cenotes cercanos, sobre la carretera Chetumal Cancún, el Cenote Corazón del Paraíso, que es abierto y en dirección contraria el Chan Hol, un cenote cavernoso para cerrar un día místico.
La laguna Kaan Luum está abierta de lunes a domingo de nueve de la mañana a cinco de la tarde, aproximadamente. Es recomendable llegar temprano para disfrutar de este paraíso sin prisas.
Llena de energía, renovada y súper conectada con la naturaleza, me fui de la laguna Kaan Luum, terminé mi viaje en Tulum, conociendo su sentido más profundo, puedo decir que vi la profundidad y nadé en sus tranquilas aguas.
